Mark Twain no fue solo escritor, fue una estrella de rock de su época.
Trabajó como marinero, escribiendo crónicas en diarios, como linoptista itinerante (lo más parecido a ser nómada digital en la era de explosión de los diarios norteamericanos), formó una dupla con Nikola Tesla que hoy sería el equivalente a que Stephen King y Elon Musk se llevaran genial (algo que sabemos que ocurre al revés); se arruinó todas las veces posibles y más, viajó por todo el mundo y, para sufragar ese modo de vida sin ningún tipo de rigor financiero, cobró por todo lo que pudo, incluyendo por dar conferencias donde lo mismo contaba historias de terror que de humor.
Twain fue también unos de los primeros monologuistas o cómicos de stand-up de la historia junto con su colega Artemus Ward. Ah, y también se le daba muy bien tocar las pelotas, algo relacionado directamente con lo que a nosotros nos interesa.
⤷ He estado leyendo todo lo que he encontrado en los escritos que dejó en referencia a este tema, y los he recopilado y condensado aquí para ti.
Y no, que nadie se preocupe que vamos a pasar por alto todas esas citas que recorren internet y que ya todo el mundo ha leído, como aquellas en las que decía que:
“Mis libros son agua; los de los grandes genios es el vino. Todos beben agua”
“No tuve tiempo de escribir una carta corta, así que escribí una larga en su lugar”
“Se necesita mucho sentido para escribir buenas tonterías”
➣ Mejor veamos las lecciones que dedicaba pensando en los autores que consideraba su competencia:
1. El relato humorístico es el más potente, pero también al que hay que tener más respeto
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