Si buscas storytelling en Google te salen cientos de miles de resultados.
Si buscas storytelling en Amazon, te salen centenares de libros.
Si buscas storytelling en la cabeza de algún marketer o copywriter moderno, encontrarás a un tipo con el mentón partido y los pómulos marcados, seguramente semidesnudo, invitándote a sentarte a su lado para contarte que el storytelling es lo mejor que hay. Aunque si le preguntas el porqué no tiene argumentos para defenderlo.
El storytelling se ha vanagloriado tanto que, para mí, ha perdido fuerza. Sobre todo porque se ha abusado de él.
Conferencias que empiezan con una historia que ya conoce todo el mundo.
Mails con historias particulares que no conectan nada con el mensaje.
Frases tan repetidas que son vacías, como el arte de contar historias.
Vende con el poder de las historias.
Cada personaje tiene su viaje.
Todos tenemos una historia que contar.
En fin. Y lo peor de todo es que tienen razón, el único problema es que ahora las historias, el contenido y los mensajes en general se producen y se consumen a una escala y una velocidad que nunca se había hecho en nuestra historia.
Y si hay algo tan verdadero como el poder de las historias es que, a más cantidad, menor calidad.
Storytelling mínimo viable para quienes tienen amor propio
Me gustaría que la descripción algo paródica que acabo de hacer de la situación actual del uso de las historias no te desvíe de usarlas ni del mensaje principal que te quiero transmitir hoy.
Es el siguiente:
Tener un storytelling personal, de marca o empresa y, por supuesto, el uso de las historias como vehículo para cualquier fin comunicativo, sigue siendo algo valioso y válido aunque se abuse de él hoy en día. Y lo seguirá siendo siempre.
Lo llevamos haciendo toda nuestra historia incluso desde antes de saber escribir, y lo vamos a seguir haciendo.
Solo hay que intentar usarlo bien y con algo de amor propio.
Un marco que puedes utilizar para narrar tu propia historia, aplicarla a tu marca personal (ya vendas servicios, tengas un proyecto o escribas para ti mismo) o para tomarlo y aplicarlo a cualquier marca o negocio.
El objetivo es que crees el tuyo propio porque te ayudará a conocerte mejor y como presentarte mejor a los demás.
Suena cursi, pero lo digo de verdad.
De hecho, aunque no empiece con un personaje ni una acción narrada, la intro que acabo de hacer usa el storytelling porque tiene:
- Un protagonista → un buscador virtual de información sobre storytelling
- Un contexto o un ambiente → que en este caso lo da esta propia newsletter privada
- Un objetivo → descubrir nuevas perspectivas sobre storytelling
- Un problema o un enemigo → la concepción actual representada por nuestro colega semidesnudo con ese hoyuelo en el mentón que no puedes dejar de mirar
- Y una resolución (o sugerencia de) → lo que vas a leer a continuación
Para que te hagas una idea, esto es lo vamos a ver:
- Las 2 clases de historias que hay cuando hablamos de storytelling utilitarista y la finalidad de cada una
- 4 historias mínimas viables que debes pensar y contar siempre y donde puedes aplicarlas
Lo dicho: un marco o una receta con sus ingredientes para que hagas storytelling de forma sencilla, accionable y que tenga chicha de verdad.
Recuerda que el objetivo es que quien te lea siempre levante las cejas y recree imágenes en su cabeza ^^
Vamos allá:
Las 2 clases de historias que hay cuando hablamos de storytelling utilitarista
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