Cómo definir (y diferenciar) tu propuesta de valor en internet

En dos métodos, el primero enfocado en ti mismo y un segundo para concretar la propuesta y diferenciación de tus proyectos.

Cómo definir (y diferenciar) tu propuesta de valor en internet
Photo by Aaron Burden / Unsplash

Los comienzos en internet siempre son complicados. Pero es que mantenerse al día también lo es.

Es complicado en una carrera como freelance, con un proyecto, un blog, una newsletter, o lo que se nos venga a la cabeza. Por mucho que haya mil personas cacareando y diciendo que es sencillo.

Lo que es sencillo es ponerse en marcha. No hay apenas costes iniciales si no quieres, no tienes que abrir la persiana de ningún local, e incluso sin invertir nada puedes estar ya con el chiringuito operativo.

Pero ponerse en marcha es solo el principio del comienzo.

Qué tal, aquí Víctor de vuelta una semana más. Espero que estés muy bien. Hoy la edición viene con dos ejercicios muy simples pero que pueden dar para que les des muchas vueltas. Y será bueno que lo hagas, aunque sin calentarte demasiado la cabeza.

Aviso: en la edición de hoy tiene más importancia que nunca la diferencia entre simple y sencillo.

Lo digo porque esos dos ejercicios van de encontrar nuestra propuesta (o la propuesta de uno de nuestros proyectos) en internet.

O lo que es lo mismo: cómo queremos que nos perciban para acercanos lo más posible a lo que intentamos conseguir y, también, para diferenciarnos de propuestas similares.

Tiene cierta gracia que traiga este ejercicio yo. Nunca he sido muy amigo de los encasillamientos, pero por mi experiencia sí que creo que son la vía más rápida hasta lograr ciertos hitos.

  • Un periodista especializado en X tema destaca más que uno no especializado
  • Un copy especializado en un sector y en un formato destaca más que uno generalista
  • Un blog con un enfoque que solucione un aspecto muy concreto del lector tiene más sencillo que su audiencia reconozca su valor

Estaremos de acuerdo con que no hace falta definirnse a fondo en algunos contextos (por ejemplo, si queremos escribir por el placer de hacerlo) pero a veces camuflar ese deseo con un toque de utilidad reconocible hacia quien nos lee nos puede dar más cancha para crecer y seguir jugando.

Vivimos en el tiempo de la economía de la atención, y toca rendirle siempre pleitesía.

  • Por ejemplo: podemos escribir una newsletter muy libre, pero incluir una sección con 3 herramientas o recursos que nos han llamado la atención en cada una de ellas dará de por sí un valor tangible al lector.

Y ahora, vamos con esos 2 métodos y para conseguir encontrar esa propuesta y varios ejemplos.


Método 1: Qué, cómo y para quién

Este es bastante simple, que no sencillo. Se trata de responder a estas tres cuestiones. Primero, escribiendo un par de líneas en cada una y resumiéndolas, y luego intentando condensarlas en una frase.

  • Qué haces
  • Cómo lo haces
  • Para quién lo haces
😆
Siempre puedes imaginar cómo le contarías a alguien a quien conoces en una fiesta a qué te dedicas... y luego pensar qué le dirías a alguien que te lo pregunta pero que te quieres quitar de encima rápido.

Esto es broma. O no.

Enseguida te pongo un ejemplo bien desarrollado pero puede que te preguntes... ¿Y si tengo un perfil híbrido?

No es fácil si, como me ocurre a mí, trabajas con distintos enfoques (periodismo y marketing de contenidos en mi caso) y tienes proyectos que también merecen o quieres darles cierto peso.

➥ En casos así optaría por dos opciones:

Este contenido es exclusivo para miembros del Club

¿Ya tienes una cuenta? Accede aquí.